Pancho sueña con tener su propia familia, en una calle de un pequeño pueblo mexicano
La vida siempre está llena de sorpresas y siempre me lleva a experiencias, personas y lugares que nunca podría haber imaginado. De hecho, hace apenas siete años ni siquiera había contemplado la posibilidad de retirarme en México, pero aquí estoy.
De manera similar, fui mortalmente alérgico a los perros cuando crecí. Ahora soy un voluntario habitual en los rescates de perros locales, abrazando a todo tipo de caninos, grandes y pequeños, de pelo corto y largo. Y, aunque antes no tenía paciencia con los chihuahuas o los pitbulls, ahora están entre mis favoritos. Imagínate.
Pero, ¿cómo podría realmente elegir un perro o una raza favorita? ¡Imposible! A menos que los agrupes a todos en un solo grupo que lo abarque todo, como lo hizo este autor, el “Perro Callejero Mexicano.” Como los describió, son conocidos por su “deseo de encontrar un lugar o un hogar con comida regular y compañía, tal vez algún trabajo pastoreando ganado vacuno, ovino o niños, y un lugar para tomar una siesta al sol. Son invariablemente inteligentes, de buen temperamento y saben cómo correr delante de un camión o cruzar una calle o una carretera muy transitada sin que los maten. Por encima de todo, un perro callejero mexicano debe poder abrirse camino en un mundo precario”.
Sí, ¡los perros callejeros mexicanos son mis favoritos! Y qué placer y privilegio es albergarlos, nutrirlos, enamorarse de ellos... hasta que finalmente encuentren su hogar definitivo.
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